El aumento de incidentes aéreos en 2025 ha despertado interrogantes: ¿un fallo de la industria, manipulación tecnológica o una influencia astrológica?
Desde que comenzó el año, una preocupante serie de accidentes aéreos ha sacudido al mundo. Desde incidentes en Estados Unidos, Canadá, Brasil y Sudán del Sur hasta misteriosos ataques con drones en Siria, los eventos han dejado al descubierto una extraña coincidencia en los cielos. ¿Estamos ante una racha desafortunada o hay algo más en juego? Algunas teorías conspirativas han comenzado a surgir, desde fallos en la tecnología hasta conexiones con movimientos astrológicos.
Fallas tecnológicas: ¿allá está la clave?
Los expertos en aviación han destacado que muchos de los incidentes recientes podrían estar relacionados con fallos tecnológicos. Un patrón recurrente parece ser problemas en los sistemas de navegación y control automático de las aeronaves, lo que ha llevado a algunos teóricos a plantear la idea de que podría haber una vulnerabilidad cibernética desconocida.
En el caso del accidente en Toronto, donde un avión de Delta Airlines terminó volcado en la pista, los informes iniciales sugieren que el sistema de aterrizaje automático falló en el momento crítico. En Washington D.C., un helicóptero Black Hawk colisionó con un avión comercial, algo que algunos analistas sugieren que podría haber sido provocado por una interferencia en los radares. ¿Podría ser que una falla sistémica esté afectando a la aviación mundial sin que se haya detectado completamente?
Manipulación tecnológica: ¿un sabotaje a gran escala?
Algunos teóricos han llevado esta idea a un nivel aún más oscuro, sugiriendo que estos accidentes no son accidentales, sino producto de un sabotaje tecnológico. La hipótesis gira en torno a la idea de que sistemas de control remoto o hackers podrían estar interfiriendo en las aeronaves.
En el caso del incendio en la avioneta durante el espectáculo aéreo en Texas, testigos aseguran que la aeronave pareció “perder el control repentinamente”, como si un agente externo hubiese interferido con sus sistemas. En Sudán del Sur, el avión que se estrelló poco después de despegar también presentó fallas inesperadas, lo que ha llevado a especular sobre una posible intervención externa.
Las recientes investigaciones sobre ciberseguridad aérea han alertado que muchas aeronaves actuales dependen de tecnologías conectadas a la nube y satélites, lo que las haría susceptibles a un ataque. Si un grupo tuviera la capacidad de intervenir en estos sistemas, podría provocar fallos masivos en la aviación sin que nadie lo notara de inmediato.
Astrología: ¿Influencia cósmica en la aviación?
Para algunos creyentes en la astrología, la respuesta a estos accidentes podría encontrarse en el cosmos. Astrólogos han analizado los tránsitos planetarios recientes y han encontrado que Mercurio ha estado retrógrado en varias ocasiones durante estos eventos, algo que tradicionalmente se asocia con problemas en la comunicación y transporte.
Sumado a esto, la reciente alineación de Marte y Urano, dos planetas vinculados con la energía explosiva y lo inesperado, podría haber generado un periodo de alta inestabilidad en los sistemas de aviación. ¿Es posible que la energía cósmica esté afectando la seguridad de los vuelos?
Si bien esto puede sonar descabellado, muchos pilotos han reportado extraños comportamientos de sus aeronaves durante eventos astrológicos significativos. Incluso hay registros de aerolíneas que modifican sus rutas o evitan vuelos en ciertos días de alta carga energética.
¿Coincidencia o patrones ocultos?
Las aerolíneas y las autoridades han asegurado que estos accidentes no están relacionados y que cada caso tiene causas específicas y diferentes. Sin embargo, el hecho de que hayan ocurrido en tan corto tiempo ha generado incertidumbre en el público.
Si estos accidentes son parte de un problema sistémico, una posible interferencia tecnológica o incluso una influencia astrológica, es algo que podría seguir debatiéndose. Lo que es seguro es que en 2025, la aviación está pasando por un periodo de tensión que no se había visto en décadas.