Las declaraciones de la diseñadora peruana en el evento de moda han generado críticas por presunta apropiación cultural y desvalorización del trabajo de comunidades indígenas.
El evento Orígenes 2024, celebrado entre el 28 y 30 de noviembre en Lima, debía ser un espacio para celebrar la diversidad cultural y la innovación en la moda. Sin embargo, las declaraciones de la diseñadora peruana Anis Samanez se convirtieron en el foco de atención al ser acusada de apropiación cultural y de minimizar el trabajo de la comunidad Shipibo-Konibo, una de las más representativas de la Amazonía peruana.
Reconocimiento ambiguo y controversia cultural
Durante su intervención en el evento, Samanez agradeció a las mujeres Shipibo-Konibo por inspirar su colección:
“Agradezco a mis amigas shipibas que compartieron su cultura conmigo para que esta colección sea una realidad. Esto les pertenece a ellas”.
Sin embargo, sus comentarios posteriores desataron la indignación. Cuestionó por qué la cultura amazónica debía ser exclusiva de los Shipibo-Konibo y no también de ella como peruana. Estas declaraciones provocaron un debate en redes sociales sobre el respeto y la apropiación cultural.
Pago por conocimiento: ¿justicia o explotación?
El momento más controvertido surgió cuando Samanez narró que un líder Shipibo-Konibo le pidió $5,000 por compartir sus diseños. Expresó su descontento con estas palabras:
“¡Imagínate! Me pidieron $5,000 por enseñarme su cultura, que también es mía como peruana”.
En respuesta, usuarios de redes sociales calificaron sus comentarios de insensibles, argumentando que pagar por el conocimiento es una forma de valorar el trabajo de las comunidades indígenas.
La perspectiva de una experta legal
Annalucia Fasson Llosa, abogada especializada en derechos de la moda, participó en el mismo conversatorio y destacó la importancia de llegar a acuerdos económicos claros con las comunidades indígenas. Explicó que este paso es fundamental para proteger tanto a los diseñadores como a las comunidades involucradas, recomendando siempre establecer contratos formales.
Críticas en redes sociales
El video de las declaraciones de Samanez, compartido inicialmente en TikTok por la usuaria ‘Karla.informando moda’, acumuló miles de comentarios que la acusaban de insensibilidad y desvalorización cultural. Algunos de los comentarios más destacados fueron:
- “No es tu cultura, es de ellos. Ser peruana no te da derecho a apropiarte de su identidad”.
- “Las comunidades indígenas merecen respeto, no apropiación disfrazada de inspiración”.
Declaraciones de Milka Franco
Milka Franco, artista Shipibo-Konibo radicada en Cantagallo, desmintió las afirmaciones de Samanez. Según Franco, la diseñadora no pagó $5,000, sino S/1,200 por una semana de trabajo de tres personas. Además, acusó a Samanez de malos tratos y tergiversar los hechos.
Franco señaló:
“Pagó S/.400 por bordados que nos hizo hacer en telas que trajo. Estoy indignada”.
Franco también explicó que la diseñadora nunca visitó la selva ni trabajó directamente con la comunidad Shipibo-Konibo, como había sugerido.
Respuesta oficial y disculpas
El Ministerio de Cultura de Perú emitió un comunicado rechazando las declaraciones de Samanez por considerar que atentan contra el valor cultural de los conocimientos tradicionales de las comunidades indígenas.
Por su parte, la diseñadora publicó un comunicado en Instagram disculpándose:
“Reconozco que me expresé con ligereza sobre manifestaciones culturales esenciales para nuestra identidad”.
Aunque Samanez subrayó que sus palabras fueron sacadas de contexto, las críticas persisten.
Reflexión sobre la apropiación cultural
El caso de Anis Samanez pone en evidencia la necesidad de abordar con seriedad el concepto de apropiación cultural en el ámbito de la moda. El arte kené, considerado patrimonio cultural de la Nación, es una expresión representativa de la identidad Shipibo-Konibo y merece ser respetado.