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Isla Santa Rosa Boluarte desafía a Petro en plena frontera
Dina Boluarte visita la isla Santa Rosa en plena tensión con Colombia, anunciando mejoras y presencia estatal, tras años de abandono y el reciente conflicto diplomático por la soberanía en la zona fronteriza.

Dina Boluarte desafía a Petro desde la Isla Santa Rosa: “Esta tierra es del Perú”

Santa Rosa de Loreto vive horas decisivas. En medio de un clima de tensión diplomática con Colombia, la presidenta Dina Boluarte llegó este viernes a la frontera amazónica para encabezar actos protocolares y reforzar la presencia del Estado en un territorio que el mandatario colombiano Gustavo Petro insiste en reclamar como suyo.

La mandataria arribó alrededor de las 10:00 a.m., acompañada por ministros y autoridades, bajo estrictas medidas de seguridad que incluyeron despliegue de tropas del Ejército y Policía Nacional. El evento tuvo como escenario el puerto de Santa Rosa, donde se izó la bandera peruana a orillas del río Amazonas, enviando un mensaje claro: la soberanía no se negocia.

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Durante la visita, el Ejecutivo entregó seis toneladas de materiales educativos, computadoras, libros —incluidos textos en lengua ticuna—, uniformes y equipamiento deportivo para el colegio “República del Perú”. Además, se inauguró un Aula de Innovación Tecnológica con fibra óptica, en un esfuerzo por cerrar brechas en educación y conectividad en esta aislada localidad fronteriza.

El ministro de Educación, Morgan Quero, resaltó que los docentes locales recibirán capacitación en inteligencia artificial y alfabetización digital. El objetivo, dijo, es que “ningún niño de Santa Rosa se quede atrás por vivir en una zona de frontera”.

La tensión que cruza el río

La llegada de Boluarte ocurre pocos días después de que Petro publicara en la red X que “el Perú ha copado un territorio que es de Colombia” y acusara a Lima de violar el Protocolo de Río de Janeiro. Se refería a la isla Chinería y a Santa Rosa, cuya soberanía —según el Gobierno peruano— quedó definida en el Tratado Salomón-Lozano de 1922 y en la comisión binacional de 1929.

Cancillería respondió con una protesta diplomática “firme y enérgica”, reafirmando que Santa Rosa es territorio peruano. El incidente se agudizó con la detención de ciudadanos colombianos acusados de realizar trabajos topográficos en la isla sin autorización. Bogotá exige su liberación inmediata y desconoce la jurisdicción peruana.

En Santa Rosa, la tensión también se siente a nivel social. Algunos pobladores temen incidentes con visitantes colombianos que, según versiones locales, planean llegar desde Leticia para exigir la liberación de sus compatriotas. Esto ha motivado el refuerzo de la seguridad en toda la zona.

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Boluarte sin reuniones con Colombia

El presidente del Consejo de Ministros, Eduardo Arana, confirmó que la mandataria no sostendrá encuentros con funcionarios colombianos durante este viaje. “La agenda es estrictamente con la comunidad peruana”, subrayó, dejando claro que no habrá diálogo bilateral en medio del impasse.

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Un interés que llegó tarde

Aunque el Ejecutivo presenta esta visita como parte de un plan social de largo plazo, para muchos pobladores queda claro que tuvo que estallar este conflicto mediático y diplomático para que el Gobierno volteara la mirada a Santa Rosa. Durante años, la comunidad ha reclamado mejoras en salud, transporte fluvial, infraestructura y conectividad, sin respuesta concreta. Hoy, bajo la presión internacional, las promesas se multiplican.

Mensaje político y patriótico

Desde el lugar, Boluarte reiteró lo dicho días antes desde Japón: “Nuestra isla de Chinería, con su capital Santa Rosa, es jurisdicción peruana… no hay nada pendiente que tratar con los hermanos colombianos”. Sus palabras, acompañadas por el izamiento de la bandera, fueron recibidas con aplausos, pero también con el recuerdo de décadas de olvido estatal.

La visita presidencial, más allá de su carácter social, se interpreta como una demostración de fuerza y soberanía en plena frontera amazónica, enviando una señal directa a Bogotá: Perú no cederá ni un centímetro de territorio.