En menos de 48 horas, dos sismos dejaron un fallecido, más de 36 heridos, y expusieron la alta vulnerabilidad estructural de la capital peruana ante un eventual gran terremoto.

En el Día del Padre, el domingo 15 de junio, un sismo de magnitud 6.1 sacudió Lima y el Callao a las 11:35 de la mañana. Apenas un día después, el lunes 16, un nuevo movimiento sísmico de magnitud 4.2 volvió a remecer la ciudad. Aunque este segundo evento no dejó daños materiales, ambos temblores encendieron las alarmas sobre la fragilidad urbana de la capital y la escasa preparación de sus autoridades y ciudadanos.
El primer sismo, con epicentro a 30 kilómetros al suroeste del Callao, causó el colapso parcial de viviendas, desprendimientos en los acantilados de la Costa Verde, afectaciones en más de 14 centros de salud, 13 instituciones educativas, y daños visibles en comercios y estaciones de transporte como el Metro de Lima y el Metropolitano.

Víctimas y afectados
El temblor del 15 de junio dejó un saldo de un fallecido —el mototaxista Jonathan Teófilo Ventura, aplastado por una pared de concreto—, al menos 36 heridos, y miles de limeños atemorizados por la intensidad del evento, que generó pánico generalizado. Además, se registraron evacuaciones en centros comerciales, hospitales, universidades y hasta en la Fiscalía de Puente Piedra, donde se temió el colapso de estructuras ya comprometidas por el movimiento.
Vulnerabilidad estructural
Expertos como Hernando Tavera (IGP) y Juvenal Medina (Predes) alertaron sobre un problema crónico: el 60% al 70% de las viviendas en Lima están construidas de forma informal, sin planificación ni supervisión técnica. Esto se agrava en laderas y zonas con suelos inestables, donde muchas edificaciones se apoyan sobre pircas rústicas sin criterios de seguridad sísmica. El riesgo estructural no se limita a viviendas antiguas: también se reportaron daños en edificaciones recientes, lo que evidencia una deficiente fiscalización y ética constructiva.
¿Qué falló?
- Normas no aplicadas: Aunque el Perú cuenta con un reglamento nacional de edificaciones con criterios sismorresistentes, la falta de cumplimiento y supervisión los vuelve letra muerta.
- Sin sistemas de alerta temprana: El Perú aún no cuenta con un sistema operativo de alerta sísmica. El sistema SASPE está en desarrollo, y lo existente (SISMATE) solo envía mensajes de emergencia, sin capacidad de anticipación real.
- Infraestructura pública en riesgo: Varios hospitales y estaciones de transporte colapsaron parcialmente o suspendieron servicios. La estación Balta del Metropolitano y Plaza Norte sufrieron desprendimientos. El nuevo terminal del aeropuerto Jorge Chávez, según denuncias, carece de señalética clara y personal capacitado.
Medidas inmediatas
- Se activaron los protocolos de Defensa Civil, y algunas instituciones como la Fiscalía dispusieron trabajo remoto mientras se evalúan los daños.
- La Municipalidad de Lima inició revisiones técnicas en zonas críticas como los acantilados de la Costa Verde, donde las geomallas evitaron mayores tragedias.
- Se anunció la intensificación de campañas de simulacros y revisiones estructurales, aunque sin plazos ni presupuestos concretos.
Un recordatorio sísmico

Hernando Tavera advirtió que un evento de magnitud 8.8 —esperado estadísticamente en la costa central— sería 500 veces más potente que el reciente sismo. Este escenario no es lejano, y Lima podría enfrentar una catástrofe si no actúa con urgencia. Las estadísticas del IGP confirman 399 sismos en lo que va del 2025, 29 de ellos solo en junio.