Llegamos al cierre de un año más, y mientras nos preparamos para nuevos retos, es inevitable preguntarnos: ¿Qué tan efectiva ha sido la gestión pública en transformar realmente nuestras sociedades? Se habla de desarrollo social, de políticas inclusivas y de transparencia, pero en el día a día, ¿realmente lo percibimos?
La gestión pública tiene el potencial de ser un motor clave para el desarrollo social, pero también arrastra desafíos históricos que muchas veces opacan sus logros. Desde la falta de eficiencia en la ejecución del presupuesto hasta la corrupción, los problemas parecen estar siempre en primera plana, dejando en la sombra las historias de éxito y el verdadero impacto que tiene cuando se hace bien.
¿Dónde estamos fallando?
La gestión pública, en teoría, debe funcionar como el puente entre el Estado y las necesidades de la ciudadanía. Pero en la práctica:
- Infraestructura inconclusa: Proyectos que comienzan y no terminan, o que se entregan tarde y con costos triplicados.
- Presupuestos mal ejecutados: A final de año, nos encontramos con recursos subejecutados o desviados a programas sin impacto real.
- Corrupción sistémica: La mala administración de los recursos sigue siendo una sombra constante que frena cualquier intento de progreso.
- Desconexión con la realidad: Políticas que nacen en escritorios, pero no se adaptan a las verdaderas necesidades de la población.
Esta situación no es nueva, pero es crítica. Un gestor público eficiente debe ir más allá de los trámites burocráticos y enfocarse en generar soluciones tangibles, porque el desarrollo social no puede quedarse en un PowerPoint o en un discurso bien elaborado.
Pero también hay esperanza: La gestión pública que sí funciona
Cuando la gestión pública está en las manos correctas, el cambio es tangible. Ejemplos como:
- Obras por Impuestos: Empresas privadas financian proyectos en regiones olvidadas, construyendo escuelas y hospitales que antes eran un sueño.
- Modernización de procesos: Plataformas como SEACE, SIAF y Invierte.pe permiten optimizar los recursos y ejecutar proyectos más rápidamente.
- Soluciones a conflictos sociales: Gestores preparados en mediación y diálogo han logrado resolver tensiones antes de que se conviertan en crisis.
Estos casos nos recuerdan que sí se puede. Pero también nos advierten que para alcanzar el desarrollo social verdadero necesitamos profesionales capacitados y comprometidos con el servicio público, no con agendas personales.
El cambio empieza con profesionales más preparados
Si realmente queremos que la gestión pública sea un motor de desarrollo social, necesitamos hablar de profesionalización. No basta con “hacer lo mejor posible” con las herramientas que tenemos. Se requiere:
- Modernización constante: Los sistemas administrativos del Estado necesitan gestores que dominen herramientas como SIAF, SIGA y SEACE.
- Ética y transparencia: La lucha contra la corrupción debe ser un principio innegociable.
- Capacitación especializada: Diplomados en áreas clave como Modernización de la Gestión Pública, Recursos Humanos bajo la Ley Servir o Gestión de Conflictos Sociales son esenciales.
Invertir en formación no es un gasto, es una decisión estratégica para asegurar que quienes toman decisiones en el sector público tengan las herramientas necesarias para generar impacto.
Un llamado a la acción: ¿Qué tipo de sociedad queremos construir?
La gestión pública tiene el potencial de cambiar vidas. Cada política bien implementada, cada obra concluida y cada presupuesto transparente son pasos hacia una sociedad más equitativa y desarrollada. Pero esto solo será posible si reconocemos las fallas y apostamos por el cambio.
En este cierre de año, la pregunta no es solo ¿qué se hizo?, sino también ¿qué podemos hacer mejor en 2025? Como ciudadanos, como profesionales y como gestores públicos, debemos exigir más y comprometernos más. El desarrollo social no es un destino lejano: es una construcción diaria que empieza por decisiones bien tomadas.
¿Listo para ser parte de este cambio? Si te interesa ser un líder en la transformación del sector público, empieza con formación especializada. La sociedad necesita gestores comprometidos. El cambio comienza contigo.