Con una inversión millonaria y tecnología avanzada, el Megapuerto de Chancay promete revolucionar las relaciones comerciales y estratégicas entre Sudamérica y Asia.
El pasado 14 de noviembre, el presidente de China, Xi Jinping, y la mandataria peruana, Dina Boluarte, inauguraron oficialmente el Megapuerto de Chancay, una obra de infraestructura de escala monumental ubicada a 80 kilómetros al norte de Lima. Este proyecto es considerado un punto de inflexión en las relaciones comerciales entre América Latina y Asia, al establecer una conexión más eficiente y directa con el gigante asiático y otros mercados de la región.
Con una inversión de 1,300 millones de dólares en su primera etapa, este puerto tiene como objetivo reducir significativamente los tiempos y costos de transporte entre Perú y China. Se estima que el tiempo de navegación marítima disminuirá en hasta 20 días, consolidando a Chancay como un nodo estratégico para el comercio global.
Control y tecnología
El puerto es gestionado en un 60% por COSCO Shipping, una de las principales empresas estatales chinas, mientras que el 40% restante pertenece a la minera peruana Volcán. Esta participación mayoritaria china no solo asegura tecnología de punta en las operaciones del puerto, sino que también refleja la influencia creciente de Beijing en Sudamérica.
El Megapuerto de Chancay no es un proyecto aislado, sino una pieza clave dentro de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, lanzada por China en 2013. Este ambicioso plan busca consolidar infraestructura estratégica en todo el mundo, y el puerto de Chancay representa un paso crucial para fortalecer la posición de Beijing en la región.
Impacto económico y social
La inauguración del puerto también marca un avance significativo en términos de empleo y actividad económica. Según estimaciones oficiales, la obra generará alrededor de 8,000 empleos directos y un impacto económico anual de 4,500 millones de dólares.
Sin embargo, no todo ha sido positivo. Diversos grupos ambientalistas han expresado su preocupación por el impacto en el ecosistema marino y las comunidades pesqueras locales. Además, la Autoridad Portuaria Nacional intentó renegociar los términos del acuerdo con COSCO Shipping, argumentando errores administrativos que otorgaron derechos exclusivos de operación por 30 años.
Un enfoque geopolítico
El puerto de Chancay no solo tiene un impacto económico, sino también geopolítico. En un contexto de tensiones crecientes entre Estados Unidos y China, este megaproyecto podría ser un elemento clave en la estrategia de Beijing para asegurar su presencia en el Pacífico y reducir su dependencia de las rutas comerciales controladas por Occidente.
Aunque las autoridades chinas han asegurado que el puerto tiene fines exclusivamente comerciales, expertos internacionales destacan que su capacidad dual, tanto civil como militar, es una característica recurrente en las inversiones chinas alrededor del mundo.
Perspectivas futuras
El Megapuerto de Chancay promete convertirse en un eje de desarrollo logístico, tecnológico e industrial para el Perú. Además de su capacidad para recibir los mayores barcos de carga del mundo, se espera que este proyecto atraiga inversiones adicionales en sectores como minería, tecnología y turismo.
El puerto es solo el comienzo de una visión más amplia para convertir al Perú en un centro logístico estratégico en América Latina. Según el Banco Central de Reserva (BCRP), hacia 2025, este megaproyecto podría aportar hasta el 1% del PBI nacional, reforzando su relevancia como motor de crecimiento económico.